viernes, 22 de abril de 2016

DÍA INTERNACIONAL DE LA MADRE TIERRA. BERTA CÁCERES

Asesinada por defender

el territorio indígena

A principios de marzo asesinaban en su casa a Berta Cáceres, líder de la comunidad indígena lenca y luchadora molesta en Honduras por dirigir una campaña de oposición a la construcción de una presa hidroeléctrica en las fértiles tierras de los indígenas. Varios pistoleros entraron en su casa mientras dormía y la asesinaron a tiros. «Aún no se sabe quién mató a esta madre de cuatro hijos. Pero no hay voluntad política para clarificar la muerte», afirma Paulina Bejarano, directora de ADROH, socio local de la ONG Manos Unidas.
El proyecto hidroeléctrico, que si se construyera dejaría sin tierras al pueblo lenca –la mayor etnia indígena de Honduras, con más de 400.000 personas– en Río Blanco, cuenta con financiación nacional e internacional. Pero la campaña emprendida por Cáceres logró que el constructor más grande de presas a nivel mundial, la china Sinohydro, retirara su participación. En abril de 2015, esa lucha le valió el Premio Goldman, el máximo reconocimiento para ambientalistas. «La mataron porque piensan que con ella va a desaparecer la oposición a los proyectos hidroeléctricos. Honduras es un terreno lleno de zonas caudalosas y fértiles que pertenecen a los pueblos indígenas originarios. Asesinan a los líderes para que el pueblo deje de quejarse», explica Bejarano. Pero la realidad es que organizaciones como ADROH tienen claro que, «ahora más que nunca, seguiremos defendiendo nuestros bosques y aguas».
Cientos de activistas asesinados

Esta afirmación no está ausente de temor. Según un reciente informe de la ONG Global Witness, de las 116 muertes de ambientalistas que se documentaron el año pasado –el número real puede ser mayor– casi tres cuartas partes ocurrieron en Honduras, Brasil y Perú. Solo en el país hondureño, entre 2002 y 2014 se produjeron 111 asesinatos. «Tengo temor, pero lo he de vencer, porque nuestro Dios me ha elegido para defender las causas justas», añade Bejarano.
Los miembros de la pastoral social de Cáritas Honduras escribieron tras la muerte de Cáceres un duro documento, dirigido tanto al Gobierno local como a las empresas internacionales que permiten estas fechorías: «¿Seguirá siendo un delito defender los recursos naturales y los bienes de los pueblos originarios? ¿Tendremos que pagar con vidas humanas la custodia de los bienes de la creación, que pertenecen a todos y que unos pocos desean apropiárselos?», se preguntan. «Estamos pagando el precio por tantos años de corrupción que avaló la impunidad y quebró el sistema de justicia hasta volverlo inservible. Abrió el camino para que el crimen penetrara en el Gobierno, la Policía, la Fiscalía y los jueces». Los obispos piden al Estado que «garantice la vida de quienes promueven el cuidado de la vida, la defensa de la naturaleza y de un ambiente sano».
Fecha de Publicación: 21 de Abril de 2016
REVISTA ALFA Y OMEGA.

DÍA INTERNACIONAL DE LA MADRE TIERRA. LOS MÁRTIRES DE LA TIERRA

Día Internacional de la Madre Tierra

Los mártires de la tierra

Solo en el último año 116 defensores del medioambiente han sido asesinados en diversos lugares del mundo por molestar a terratenientes, gobiernos o multinacionales. El 22 de abril se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra, con el recuerdo de dos recientes mártires de la tierra: el sacerdote congoleño Vincent Machozi y la indígena hondureña Berta Cáceres
El padre Machozi tenía 51 años. El 20 de marzo, Domingo de Ramos, el religioso asuncionista celebró Misa en una parroquia de Butembo, en la región congoleña de Kivu del Norte. Nada más terminar fue a visitar a su anciana madre. El ajetreado día terminaría con la visita de los líderes comunitarios al centro social que había construido él mismo en la localidad de Lubero. El centro lo bautizó con el nombre de Mon beau village –Mi hermoso pueblo–. «Acababa de marcharse el último hombre. En ese momento, diez hombres vestidos con el uniforme del ejército de la República Democrática del Congo y armados con fusiles entraron en el centro. Pidieron ver al padre Machozi. Lo encontraron en un patio trabajando en un ordenador portátil y abrieron fuego. Las últimas palabras del presbítero fueron: “¿Por qué me están matando?”», cuenta el padre Philippe Muhindo, religioso asuncionista congoleño y amigo del sacerdote.
Desde que regresó a Congo en 2012, el religioso era especialmente molesto para el Gobierno. Llevaba nueve años en Estados Unidos formándose en resolución de conflictos, y ya desde allí puso en marchawww.benilubero.com, una web de denuncia del expolio y los asesinatos que las guerrillas armadas controladas por las vecinas Uganda y Ruanda, con la complicidad de algunas multinacionales, están llevando a cabo en el Kivu congoleño, como ha denunciado en el pasado la ONU. «Vincent quiso volver a Congo para comprometerse en la defensa de las poblaciones locales, sometidas a las brutalidades de las bandas armadas», afirma el superior general de los Asuncionistas, el padre Benoît Grière.
El martirologio del padre Vincent
La región del Kivu tiene un subsuelo especialmente rico en oro, coltán, madera, casiterita, diamantes y cacao. «Además, tiene una tierra especialmente fértil. No necesita abono de ningún tipo», explica el sacerdote Muhindo. Por eso, tanto al Gobierno como a los vecinos Ruanda y Uganda –que luego venden la materia extraída a países occidentales– «les interesa que el pueblo siga siendo pobre. Cuanto más miedo y miseria haya, más barata es la mano de obra».
El padre Machozi investigaba cientos de matanzas relacionadas con el expolio de las tierras. Poco antes de su asesinato, el sacerdote había publicado un artículo denunciando a los presidentes de Ruanda y Congo por estar involucrados en las masacres de civiles inocentes pertenecientes a la etnia Nande. El objetivo de estas muertes es «sembrar el odio y la división entre los grupos étnicos en la región para gobernar y seguir explotando la riqueza», afirmaba él mismo el año pasado a uno de sus compañeros.
Lo llegó a calificar de genocidio y publicó «un inventario en su web de los asesinatos. Tenía registrado cada uno con fecha, nombres, fotografías y testimonios», afirma el superior general.
«Una madre de 30 años murió en Rutshuru después de haber sido violada por soldados congoleños. Su cuerpo fue encontrado sin cabeza». Ese es uno de los 575 casos del particular martirologio del padre Vincent. Aún quedan cientos sin registrar.
El padre Benoît Griére recuerda con tristeza su último encuentro con el sacerdote. «Le advertí de los peligros que corría, pero me contestó que ya lo sabía. Que por el bien de su pueblo, al igual que Cristo, iba a luchar hasta el final».
Cristina Sánchez Aguilar
Fecha de Publicación: 21 de Abril de 2016
REVISTA ALFA Y OMEGA.

DÍA INTERNACIONAL DE LA MADRE TIERRA

22 DE ABRIL